- Mira hijo, en mi estado nada me causa alarma.- María.
- ¿A qué te refieres? - Javier, hijo de María.
- A que tengo 94 años, he vivido una vida plena y si ha llegado la hora de irme, me iré sin aspavientos.
- Qué tonterías dices mamá.
- No son tonterías es la verdad.
- Pues
a mí sí me causa alarma que salgas todos los días de casa a comprar el pan y
que aproveches esa excusa para darte un paseíto, en lugar de quedarte en casa
como hacen todos los mayores de 70 años excepto tú.
Silencio, del otro lado del teléfono.
María no responde a las quejas de su hijo. Deja que se desahogue. Cuando lo
haga, se despedirá y hasta mañana. Quizá le mienta la próxima vez y le diga que
se ha asustado de verdad y que ya no sale de casa.
- Además ¿Quieres decirme que haces con la barra de pan si tú no te la comes?
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