Tercer mes de
confinamiento. Solamente se puede salir a pasear al perro (quien lo tenga) y a
la compra.
En casa de los
Ramírez se turnan para sacar a Roy, el perro. El que lo saca por la mañana
aprovecha para comprar el pan. Esa mañana le toca salir a Laura.
- Me voy a
pasear a Roy y de paso compraré el pan. Hasta luego – Laura sale y cierra la
puerta tras ella.
Pasan las
horas y Laura no regresa. Su marido y su hijo empiezan a preocuparse. Llaman a
su móvil pero les sale el consabido
mensaje: “El terminal al que llama está apagado o fuera de cobertura”. Alfonso,
se desespera. Dada la situación no sabe qué hacer. Finalmente decide salir a
buscarla. Hace el recorrido habitual hasta la panadería. Nada, ni rastro. Entra
en la tienda y pregunta por ella. No la han visto por allí. Llama a su hijo por
si hubiera vuelto a casa, pero todo sigue igual. Alfonso decide acudir a la
policía. En la comisaría le indican que es pronto para presentar una denuncia,
que tienen que pasar al menos 48 horas, pero que no obstante darán una vuelta
con el coche patrulla por si acaso.
Alfonso
regresa a casa y contraviniendo las estrictas normas de confinamiento impuestas
por las autoridades tres meses atrás, se sube al coche y va al hospital más
cercano. No es fácil que le informen pero finalmente consigue que miren en el
registro y no, no han atendido a ninguna mujer que coincida con los datos de
Laura. Obtiene el mismo resultado en los
otros tres hospitales de la ciudad. Sumido en la más absoluta tristeza regresa
a casa pensando que algún desalmado la habría secuestrado para que le hiciera
compañía lo que durase aquella insufrible cuarentena que nadie sabía cuando iba
a acabar.
Los días se
suceden y Laura continúa sin aparecer. Alfonso ya ha cursado la denuncia, se ha
puesto en contacto con amigos, familiares, vecinos, compañeros de trabajo,
primero preguntando por ella y luego pidiendo que le ayuden a buscarla. Cada
cual lo hace en su entorno y en las redes sociales, pero no hay resultado.
Tres días después
de la desaparición de Laura un vecino llama a la puerta, lleva a Roy agarrado
por el collar:
- Creo que es vuestro perro.
- Sí, es Roy ¿Dónde le has encontrado?
- Estaba en la puerta de la calle.
- ¿Solo?
- Me temo que sí. He mirado por todas partes, pero no había
nadie más. Lo siento.
- Gracias
Alfonso
examina a Roy detenidamente. No lleva la correa pero tiene buen aspecto, no
parece haber pasado hambre, ni sed. Está limpio, libre de parásitos, su actitud
es la de siempre. Y Laura sigue sin aparecer.
Una semana
después de su desaparición Laura abre la puerta tranquilamente, deja la barra
de pan encima de la mesa y comenta:
- ¡Coño, que frío hace hoy!
Alfonso
pasmado, la mira con la boca abierta. No da crédito a lo que ven sus ojos.
Laura allí plantada delante de él, como si en lugar de hacer una semana que se
ha ido apenas hubieran pasado unos minutos. Tenía el mismo aspecto que cuando salió de casa una semana antes, la
misma ropa, el mismo maquillaje, el pelo perfectamente en orden. Era evidente
que no había sufrido el más mínimo daño. Cuando pudo reaccionar la espetó:
- ¿Se puede saber dónde has estado?
- ¿Cómo que dónde he estado? Comprando el pan ¿No lo ves?
- ¿Durante una semana?
- ¿Durante una semana? ¿Te has vuelto loco?
- Claro que me he vuelto loco buscándote y temiendo que te
hubieran secuestrado o algo peor.
- ¿Pero qué dices?
En ese momento sale del baño su hijo Javier, que al verla va
corriendo a abrazarla
- ¡Mamá, mamá, estás viva!
- Pero hijo, claro que estoy viva. Si solo he ido a por el
pan.
- Te fuiste hace una semana
- ¿Tú también?
- Tu madre no me ha creído cuando se lo he dicho
- ¿Cómo voy a creerte? Si me acabo de marchar. Con el frío
que hace he ido y he vuelto todo lo rápido que he podido ¡Pues menudo día!
- Mamá, te fuiste hace una semana y te llevaste a Roy. Al
cabo de tres días, Roy apareció solo en la puerta de la calle.
- ¡Como me iba a llevar a Roy a comprar el pan! Si no
permiten entrar con perros.
A estas alturas Alfonso no sabe que pensar o su mujer sufre
un trastorno importante o está llevando a cabo una representación digna de un
óscar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario