domingo, 12 de abril de 2020

COCINAR


Y acto seguido hacían un cucurucho de papel y metían en él un cangrejo. Luego te preguntaban:
-         ¿Te guardamos algo?
Y tú ordenabas el pedido que tendrías listo para recoger a las dos, casi a la hora de cierre. Mientras tanto os ibais a comprar el resto de las provisiones para la semana. Fany entretenida con su cangrejo no daba ninguna guerra. Al finalizar os ibais a la cafetería anexa al mercado, que ponía la terraza en cuanto el tiempo lo permitía. Tú te tomabas tu cañita, para Fany un zumo sin azúcar. Luego el regreso a casa. Había que preparar la comida lo más rápido posible, el buen apetito de Fany no podía esperar. Aquel día se te ocurrió preparar huevos fritos. A Fany le encantaban, los hubiera comido todos los días, por eso había que dosificarlos. Pisto, previamente preparado, huevo frito y ¿por qué no? Patatas fritas y Fany sería la niña más feliz ¡Costaba tan poco complacerla! Y te pusiste manos a la obra, pero también había que poner una lavadora.
Total que las patatas resultaron un desastre, unas se quemaron y otras quedaron casi crudas. Te diste cuenta cuando las pusiste en el plato. Aún así las probaste y decidiste tirarlas a la basura. Al verlo Fany se puso a llorar como solo ella sabía hacerlo:
-         ¿Hija por qué lloras?
-         Porque has tirado las patatas a la basura.
-         Es que no están buenas, me han salido fatal.
-         Pero a mí me gustan mucho. Yo las quería.
En ese momento te sentiste el peor padre del mundo.

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