miércoles, 3 de diciembre de 2008

LLEGA EL OTOÑO…

¿Poético o pesimista?


Ayer cuando paseaba por el parque me di cuenta de que las hojas de los árboles se están volviendo amarillas, señal de que el otoño está a la vuelta de la esquina. Poco a poco se marcharán los días de calor y llegarán los templados días de octubre con sus soleadas tardes y sus preciosas puestas de sol. El astro rey lanzará sus rayos sobre las amarillas hojas consiguiendo arrancarlas dorados destellos. Cada atardecer se convertirá en una explosión de luz y color, las hojas pasarán del amarillo al marrón hasta que agotados de ofrecernos tanto esplendor, se despojen de ellas para concentrar todas energías en afrontar el frío invierno. Necesitarán algunos meses para reponerse de tanto esfuerzo, pero siempre generosos sacudirán su pereza y en primavera permitirán que sus ramas se pueblen de yemas y el ciclo de la vida vuelva a comenzar.

Ayer cuando paseaba por el parque me di cuenta de que las hojas de los árboles se están volviendo amarillas, señal de que el otoño está a la vuelta de la esquina. El verano se acaba, se terminaron las largas tardes en las que parece que nunca va a anochecer, los días se acortan a la velocidad del rayo y rápidamente las noches se hacen más largas que los días. El sol saldrá cada vez más tarde y se pondrá un poco más temprano cada día; las nieblas matinales impedirán que brille en más de una ocasión y en otras las nubes apenas permitirán que se filtre algún rayo, eso sin hablar de los días de lluvia… Enseguida llega el frío, ese frío que se te cuela por las rendijas de la ropa, que te agarrota los músculos y te quita las ganas de salir y hasta de vivir. ¡Qué triste es todo en invierno! Si hasta a los pobres árboles se les caen las hojas, les pasa lo que a mí, se quedan sin energía, el frío y la oscuridad nos sumerge en un letargo del que no somos capaces de salir hasta la llegada de la primavera.

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